BARCELONA

No suelo viajar mucho por cuestiones de trabajo y el tema económico, pero de vez en cuando me hago mis escapaditas. Casi siempre suelo ir con mi chico, pero en esta ocasión estuve en Barcelona con mis amigas. En una semana se casa mi amiga E y las amigas de toda la vida quisimos regalarle un fin de semana con nosotras en Barcelona. Y allí que nos fuimos las 6. Hacía muchos años que no pisaba Barcelona, concretamente desde el viaje de estudios del colegio hace más de 10 años...¡yo creo que ya era hora!

Cogimos el vuelo desde Alicante. Salida a las 22.05. Media hora de retraso llevaba en vuelo. A mi lo de volar no me sienta muy bien, me pongo muy tensa, pero una hora de avión se pasa rápido.

Cuando llegamos un taxista muy simpático nos llevó en un taxi de los grandes hasta el apartamento. Estaba en el Barrio de Gracia. Mejor de lo que imaginábamos, y eso que en las foto se veía que el apartamento debía ser una pasada. Por si tenéis que ir por Barcelona, os recomiendo el apartamento. Se llaman Apartaments Jardinets BCN y la zona en la que está es también bastante recomendable. De hecho, muy cerca del apartamento íbamos a desayunar a una cafetería en la que me tomé el mejor café con leche que me he tomado nunca. ¡Qué rico! Era de una cafetería de las "cutrecillas" pero molaba mucho. Te ponían tu cacao en polvo por encima y todo. Una delicia. 

A lo que iba que me lío. Cuando llegamos, dejamos las maletas, nos instalamos y a la 1 y pico nos fuimos a dar una vuelta por la zona. Hacía buena noche y nos animamos a tomar una cerveza y un mojito. Pero pronto nos fuimos a la cama porque el día siguiente se presentaba largo. 

El sábado fuimos a desayunar a la cafetería que he dicho antes (¡qué rico el café!) y ya cogimos el metro y nos dirigimos al centro. Nos bajamos en la parada de Plaza Cataluña y de ahí nos recorrimos todas las ramblas. ¡Cuánta gente! Allí ves de todo. Y por supuesto, tuvimos que hacer parada en el Mercado de la Boquería. ¡Qué colorido! Me encantó porque es todo muy alegre, con muchas frutas, batidos, zumos,... Todo muy bien colocado. 

Seguimos hasta el puerto y allí vimos la famosa estatua de Colón. Como no, pecamos y nos metimos en el Centro Comercial Maremagnum (era parada obligatoria). Entre pitos y flautas se nos hizo la hora de comer y tocaba decidir si comíamos en el centro comercial o nos movíamos a otra parte. 

Monumento Cristóbal Colón

Como la catedral de Santa María del Mar estaba muy cerca, nos animamos a ir a la zona del Born. ¡Qué bonita! Además, me impresionó mucho porque me he leído el libro de La Catedral del Mar (os lo recomiendo) y me la imaginaba casi tal cuál es. 

Santa María del Mar

Por esa zona comimos de lujo. Hay muchos "barecitos" con menús del día en los que se come muy bien y el ambiente está genial. Os dejo una foto de la lámpara del bar en el que comimos porque me llamó mucho la atención.

Otra parada obligatoria era en El Bosque de las Hadas (El Bosq de les fades, en catalán). Es una cafetería súper original en la que por dentro hay árboles de verdad, una cascada de agua, hadas,... Está genial para tomarte tu capuccino o tu mojito de media tarde. Y el ambiente es fabuloso, mucha gente joven y turistas. Está en uno de los laterales de las ramblas.

Y ya era media tarde así que nos volvimos al apartamento para descansar un rato, ducharnos y ponernos guapas para la noche. 

El trozo de la cena me lo voy a saltar porque lo habíamos concertado por internet una semana antes y, sinceramente, nos sentimos estafadas. El sitio se llama Drugstore, lo digo por si lo conocéis. Si no lo conocéis y  según nuestra experiencia, no es para recomendarlo a nadie.

Pero luego la cosa fue a mejor. Un rrpp nos llevó a la discoteca Sutton. ¡Qué glamour! Una pasada de discoteca. Lo mejor: el baño de las chicas. La primera vez que fuimos al aseo ya nos quedamos allí alrededor de una hora haciéndonos fotos, y todo el mundo estaba igual. Eran una pasada.
De allí tocaba irse en busca de la discoteca Luz de Gas. Tanto nos habían hablado de ella antes de irnos a Barcelona que había que ir. Unas cuatro o cinco calles más abajo dimos con ella. ¡Flipamos! ¡Una cola para entrar...! Era la típica imagen que sale en la película: una fila larguísima de gente pegada a la pared acordonada por una cinta negra, y en la puerta, sobre alfombras rojas, los seguratas-amarios que te daban miedo hasta preguntarle la hora. Pero nos acercamos a preguntar si había que sacar algún tipo de entrada. Nos miró aquel negro enorme de arriba abajo a las 6, se acercó un hombre mayor también con su traje y con pinta de importante (luego nos dijeron que era el jefe), le dijo algo al oído, y... ¡nos abrió la cinta sin tener que hacer cola! Nosotras alucinábamos. Nos dijo "el jefe os invita a pasar". Y allí que nos metimos. ¡Cuánta gente madre mía! No pudimos pasar de la mitad de la discoteca, así que nos quedamos donde pudimos y a bailar. Eso hicimos hasta que nos apeteció recogernos. ¡Cómo llovía al salir! De nuevo taxi y para el apartamento.
El domingo lo habíamos dejado para ver La Sagrada Familia, pero llovía demasiado y decidimos quedarnos en el apartamento. ¿Dónde íbamos con las maletas a cuestas? Los del apartamento se portaron súper bien y nos dejaron quedarnos hasta las 6 de la tarde. Nuestro avión salía a las 20.30 y no eran plan de pasearnos por Barcelona con la que estaba cayendo y 6 maletas.


Así que fue un divertido fin de semana de turismo con amigas. Ahora toca prepararse para la boda que es el día 9 de junio. ¡Qué poco falta! ¡Y qué alegría cuando se te casa una amiga de toda la vida!
¡Hasta pronto!